Es la habilidad y la capacidad que está creando más riquezas en el mundo. Los profesionales de ventas tenemos el poder de transformar la vida de otros con nuestros productos y servicios. Con el proceso de las ventas viene la recompensa financiera. Así es que mientras mejor sepas vender y conducir ese proceso fascinante que tiene ciencia y que también tiene arte, estarás en capacidad de construir tus sueños.
1: Reinterpreta tu concepto en relación con las ventas. Recuerda que las ventas son un acto de servicio donde estás ayudando, recomendando y asesorando. Entendí que cuando yo vendo estoy en un proceso emocional de asesorar, de guiar, de transferir conocimiento, de equipar a la persona con historias, con hechos, con beneficios que tienen que ver con guiar, ayudar, asesorar y estar sirviendo a alguien. Ayudar a esa persona a tomar de una manera cierta y con confianza una decisión de compra que le va a dar un resultado y un siguiente nivel de felicidad.
2: Alinear las ventas con lo que te encanta hacer y con lo que sabes. El secreto está en conectar tu nuevo concepto de las ventas con aquello que sabes y te encanta hacer. Por ejemplo: organizar, hacer videos, editar, recomendar, ayudar con las emociones, con la belleza integral, con el bienestar o con la categoría en la que tú estés actualmente conectado.
3: Entra en acción. Comienza a ver quién es tu cliente ideal, quién es esa persona que está necesitando de lo que te encanta hacer, de lo que tú sabes y de los productos que promueves para comenzar este proceso fascinante de transferencia de emociones. Recuerda que el 90% del proceso de decisión de una venta tiene que ver con la emoción detonadora de certidumbre, de certeza, “Lo quiero, lo deseo, lo necesito. Y esta persona, con este producto y con este respaldo, es el que me va a permitir obtener los resultados y la transformación que yo deseo”.
Al final del día, tú y yo estamos vendiendo todo el tiempo. Siempre estamos vendiendo desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Estamos continuamente vendiendo nuestras ideas, nuestras opiniones. Nuestra manera de criar a los hijos, nuestro concepto del mundo. Estamos vendiendo nuestra filosofía espiritual, nuestras creencias culturales, nuestra postura política. Te invito a que pienses que, aunque no lo admitas o de una manera consciente no lo tengas bien claro, tú estás todo el día vendiendo. Entonces conéctalo con aquello que sabes, con aquello que te encanta hacer y con algún producto físico o servicio. Que haya gente que esté dispuesta a comprarlo. De hecho, ya lo están comprando a un montón de gente allá afuera. Para terminar, te puedo decir que lo que más realización personal nos produce y las mejores decisiones que tú y yo tomamos, vienen de adentro, del corazón. Del centro de nuestras emociones, impulsados e inspirados por nuestra propia intuición, que viene desde el corazón.