Soy un firme creyente y apasionado por el inmenso potencial humano.
Siendo el mayor de ocho hermanos, junto a mis padres éramos una familia en un barrio mayoritariamente de clase trabajadora. Mi padre como operador textil y mi madre como maestra de primaria, se encontraron con el gran reto de cómo poder sacar adelante a una familia tan grande. 

La fórmula de trabajo y más trabajo a cambio de dinero, no funciona.

Hasta que un día mi madre aceptó una invitación para unirse a la venta directa. Sin ninguna experiencia previa en ventas ni educación de negocios, salió a intentarlo con tal de lograr sus sueños junto a mi padre. Luego de cientos de obstáculos, ganas de tirar la toalla y frustraciones al pensar que las ventas no eran para ella, mi madre logró aprender la fórmula: pasión, acción diaria y capacidad para resistir derrotas temporales hasta alcanzar los resultados.

Las decisiones definen tu destino.

Ambos construyeron un éxito impresionante que dió la gran virada a nuestras vidas. Ahora disfrutábamos del estilo de vida que tanto soñábamos.

Estando en la universidad estudiando ingeniería química, me llegué a preguntar si
seguir ese camino me daría la vida de mis sueños.

Cuando mi madre me invitó a probar el mundo de las ventas, dudé mucho y pensé que no era algo para mí. Mi intuición y deseo por disfrutar el éxito que ahora mis padres tenían, me impulsó a intentarlo. Después de muchas decepciones y con ganas de rendirme, logré aprender la misma fórmula de mi madre: pasión, acción diaria y capacidad para resistir derrotas temporales hasta alcanzar los resultados.

El éxito no se hereda ni se presta, tiene que ser construido.

Soy el producto de muchos mentores, incluyendo a mi mamá. Ahora me dedico a ayudar a gente como tú, para que construyas la clase de vida que tanto deseas.

Mis padres pudieron, yo pude, mis hermanos pudieron, tú también puedes. 

Te invito a que caminemos juntos tu propio camino hacia el éxito